Zanzíbar, donde el safari es azul

Aquellos que visiten Zanzibar no lo hace sólo una vez en su vida: muchos turistas se enamoran de esta tierra hasta el punto de querer volver en viajes sucesivos a pesar de la distancia y el costo del vuelo.

Zanzíbar es un verdadero paraíso en la tierra hecha de playas blancas adornadas con palmeras y aguas cristalinas de fondo colorido y vibrante. Paseando por la orilla se pueden ver hermosas conchas de color púrpura que pertenecen a la familia Cipree y se utilizó un tiempo en la isla como moneda de cambio.

Un viaje a este archipielago, a menudo erróneamente identificado solo como la isla más grande, es parte de la República Unida de Tanzania no sólo ofrece a los turistas mar y la playa. Lo que queda impreso en la mente y los recuerdos de los turistas es el ambiente de las aldeas locales, olores y sonidos. Merece la pena una visita a la ciudad de piedra, Zanzibar City, no sólo porque es donde está el hogar de Navidad del legendario Freddy Mercury sino también porque ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2000. En las calles del pueblo se pueden admirar los mercados de especias con olores que capturan.

Ese sentimiento de nostalgia que te viene inevitablemente a volver de un viaje a Zanzíbar es lo que se llama comúnmente el dolor de África. No es casualidad que, de todas las maravillas del mundo, sólo en este continente se ha popularizado una expresión similar. Seguro de Zanzíbar no ofrece, a diferencia de otros destinos en África, la oportunidad de ver de cerca los elefantes, leones y cebras, aquí los safaris se realizan con gafas de bucear y aletas y en cada baño encontrarás en el fondo del mar emociones únicas. En la Bahía de Kizimkazi, por ejemplo, se puede nadar con delfines.